miércoles, 1 de julio de 2009

Ocultamientos y desvelamientos

Hoy he tenido que realizar una estúpida tarea que me ha llevado más tiempo del debido. La causa: la peligrosa simplificación de la realidad en aras de la facilidad y en perjuicio de la difícil sencillez de la verdad.

El motivo ha sido el siguiente. Una amiga me ha pedido que le eche una mano con su iPod. El problema es que era incapaz de transferir las pistas desde su ordenador (con Linux) al iPod. Un problema no infrecuente a lo que parece, basta echar a vistazo a google.

He probado con el, por otra parte, estupendo Amarok. Amarok se limitaba a informar de que la transferencia no podía realizarse porque el sistema de ficheros del iPod estaba montado en modo de solo lectura. Nada se podía escribir en él. Lo primero, y casi lo único, que se tiende a pensar en una caso como éste es que hay algún problema con los permisos. Pero no había ningún problema ahí.

Por suerte, se me ocurrió, después de otras investigaciones infructuosas, echar un vistazo a los mensajes del kernel tal como se generaban al montar el dispositivo:

dmesg | tail -f

La verdad era diáfana y simple:

hfs: Filesystem was not cleanly unmounted, running fsck.hfsplus is recommended. mounting read-only.

Mi amiga, a buen seguro, había desenchufado el iPod a lo bruto, cosa a la que seguramente ni siquiera había prestado atención. Y, claro, el sistema de ficheros estaba tan sucio que el bueno del kernel se negaba a dar permiso de escritura.

Nótese hasta qué punto el mensaje del kernel es significativo. No sólo presenta sin ambigüedad posible la razón de su comportamiento, sino que propone una solución: chequear el sistema de ficheros con la herramienta adecuada.

No necesité otra cosa que instalar esa herramienta:

aptitude install hfsprogs

y ejecutar fsck.hfsplus sobre cada una de las particiones del dispositivo en cuestión (/dev/sde). La tercera partición /dev/sde3 era la corrupta. En pocos segundos, se resolvió el problema que nos había tenido entretenidos más de la cuenta y pudimos realizar la transferencia de ficheros.

Moraleja: No hay que fiarse totalmente de las aplicaciones gráficas. En su afán de evitar mensajes crípticos, pueden ocultar datos decisivos de la realidad.

Moraleja2: Si es necesario el proceso descrito para resolver un problema tan simple y, probablemente, frecuente, ¿no es posible pensar que Linux (o, quizá, todo sistema complejo) no es todavía lo suficientemente amigable como para que lo pueda usar mi tía María?