viernes, 20 de febrero de 2009

Aplicaciones para HAL

Los artículos precedentes de esta serie han girado en torno a la gramática fundamental de la lengua de HAL (la primera parte de la serie) y se han adentrado luego, tras un breve ejercicio de lectura, en un terreno más fructífero, pero potencialmente más complejo, el de la creación de guiones. De paso hemos ido conociendo algunas pocas características señaladas del universo de HAL.

Es un camino natural en el aprendizaje de cualquier lengua. Después de conocer las primeras letras y probarlas en frases cortas, se leen los escritos de otros y, posteriormente, se redactan textos originales de complejidad y expresividad crecientes. Y también, como quien no quiere la cosa, se va tomando contacto con el mundo mental y cultural que tal lengua específica busca transmitir.

Podríamos seguir ahondando en el aspecto de la escritura. De hecho, sólo hemos pisado su umbral. Pero el periplo no tiene fin o el fin se pierde en la lejanía, que para el caso es lo mismo.

Sin descartar un retorno a esa fascinante aventura, conviene, no obstante, cambiar por completo el rumbo de nuestras conversaciones y dirigirse a otros lares, al mundo de las aplicaciones de consola. Y es conveniente, porque la mayoría de los usuarios tiende a ver su máquina como un conjunto de aplicaciones con funciones predefinidas, útiles para realizar sus tareas habituales, antes de como un medio programable para cualquier tipo de tarea. Incidir demasiado en la flexibilidad de la lengua de HAL en detrimento del estudio de las aplicaciones puede provocar ---si no lo ha hecho ya--- hastío en el principiante, que quizá no ha vislumbrado todavía la utilidad de la consola en sus cosas del día a día.

Por tanto, los próximos artículos tratarán de presentar aplicaciones de consola diseñadas para la realización de las tareas más comunes. Y, en buena lógica, podrían haber sido y pueden ser las primeras exposiciones a la consola para un principiante.

Ahora bien, aunque el mundo de la consola dispone de estupendas aplicaciones para todos los usos comunes, el número de ellas es demasiado grande. Nadie puede pretender verlas todas. Es necesario adoptar una decisión inicial: elegir unas cuantas como representativas. Naturalmente la elección es subjetiva y muchas de las que presentaremos aquí tienen hermanas igualmente competentes y adecuadas, de las que desgraciadamente no podremos hablar.

El segundo problema es que cada una de estas aplicaciones suele constituir por sí sola un complejo mundo. En muchas casos es impracticable pretender abarcar un conjunto suficientemente amplio de sus funciones y de sus posibilidades, no sólo para el que las explica, sino también para quien quiere usarlas, que se vería completamente desbordado si tuviese ante sí el panorama completo de lo que se puede hacer. Habrá que limitarse, pues, enormemente y centrarse exclusivamente en las funciones absolutamente básicas.

Por otra parte, hay infinidad de manuales, libros y materiales de todo tipo, tanto en la web como en formato impreso, sobre las aplicaciones más importantes. Es absurdo considerar la posibilidad de producir más o mejor que lo ya hecho y documentado.

¿Cuál es, pues, el sentido de escribir otra nueva versión de, por ejemplo, "Una introducción al editor Vim"? El sentido está en el planteamiento. La mayoría de los documentos escritos sobre aplicaciones de consola están dirigidos a usuarios de consola, que saben de qué va la consola y que no se van a desmayar cuando vean ristras enormes de instrucciones de configuración y de secuencias de teclado. Un principiante tendría que tener mucha paciencia y energía, aparte de tiempo libre, para abordar manuales de ese tipo, donde casi todo se da por sobrentendido. Nuestra propuesta es realizar algo así como una introducción de la introducción, en la cual quede explicado suficientemente lo más básico y donde se ofrezcan al principiante recursos para empezar a manejar la aplicación del caso en sus funciones absolutamente elementales y para que pueda, si así lo quiere, entregarse posteriormente a un estudio más profundo a través de la documentación existente.

Aclarada la idea que regirá la exposición de las aplicaciones que se presentarán, puede ser útil esbozar la estrategia que seguiremos en general para desplegar dicha idea. Consta de las siguientes fases:

  1. Definir con antelación y con precisión el uso que se va a hacer de la aplicación.

  2. Configurar la aplicación ---cuando sea necesario--- para cumplir únicamente el uso que se le va a dar.

  3. Conocer la interfaz de la aplicación lo suficiente como para poder llevar a cabo las necesidades previamente definidas y sólo esas.

  4. Aprender únicamente las funciones y órdenes requeridas para cumplir dichas necesidades.



El prefacio está escrito y las aplicaciones ahí delante, cual niños inquietos, levantando la mano ansiosamente para ser los primeros en salir a escena. Hasta la próxima, chavales.

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