martes, 23 de septiembre de 2008

¿Por qué estudiar música?

El título de esta entrada puede resultar sorprendente. Lo normal ---se dirá--- sería haber escrito justo lo contrario: ¿por qué no estudiar música? Eso sería lo normal o, más bien, lo que se acomoda a la tendencia dominante. Porque lo que está efectivamente de moda es incentivar a toda costa la participación activa en cualquier esfera de la cultura. Está de moda, por ejemplo, matricular a los hijos en un buena cantidad de actividades culturales ---cuantas más, mejor---, con el fin de procurarles una buena formación, pero sin cuestionar si el número de esas actividades o su carácter se adecúan realmente a ese fin.

Un ejemplo claro de cómo esta falta de cuestionamiento tiene lamentables efectos en la realidad es el de la enseñanza musical especializada. Y por eso la pregunta inicial debe ser siempre la de por qué estudiar música, si es que tenemos en cuenta lo que ha dicho siempre el sentido común, que es todo lo contrario, lo de no meterse en camisa de once varas, a no ser que haya razones suficientemente poderosas para hacerlo.

Una aclaración, antes de seguir adelante. Por enseñanza musical especializada entiendo aquélla cuyo objetivo es la formación musical profesional. En nuestro país eso quiere decir la que se imparte oficialmente en los conservatorios profesionales de música o la que proporcionan diferentes iniciativas privadas con su mismo objetivo. Quedan, pues, excluidas de mi reflexión otras formas de educación musical, como las que tienen lugar en las enseñanzas obligatorias o en centros cuyo propósito es cubrir la demanda de una práctica musical aficionada.

Pues bien, la pregunta es tanto más pertinente cuanto que prácticamente nadie se la hace, ni los padres, ni los alumnos, ni las instituciones. Y hay que hacérsela si no se quiere ninguna de estas tres cosas:

1.- Desaprovechar el dinero público manteniendo a los profesionales que imparten dichas enseñanzas en funciones de entretenimiento y no de formación seria.

2.- Provocar la ineficacia de esos mismos profesionales, que al fin y al cabo son la espina dorsal de la música del futuro. ---Es el proceso típico del "quemado", alguien que se acostumbra a realizar tareas que están muy por debajo de su competencia profesional y que, víctima de una aburrimiento mortal y generalizado, ya no es capaz de distinguir cuándo debe aplicar su esfuerzo y su saber hacer, si es que no lo ha perdido por el camino.

3.- Causar el disgusto y la repulsión hacia la música en todos los alumnos que no estaban preparados para una enseñanza musical especializada y que sí podían haberlo estado para un contacto más liviano y ligero con la actividad musical.

¿Por qué puede suceder todo esto? ¿No se trata de una exageración disparatada? ¿Es que la música es sólo para unos pocos elegidos, y al resto que le zurzan?

Pues sí, así es, la música, a nivel profesional ---insisto---, es sólo para unos pocos, lo mismo que la arquitectura, el ciclismo de competición o la astronáutica; y nadie se lleva las manos a la cabeza porque no salten astronautas, ganadores del Tour o arquitectos cada vez que se da un puntapié a una piedra. Pero que no se me malentienda, no creo que hagan faltan unas condiciones innatas mozartianas para ser un buen músico, bastan el interés y el trabajo.

Interés y trabajo. Una mala combinación en estos tiempos que corren. Y es aquí donde está el meollo de la cuestión. Hoy se da por entendido ---resabios de una pedagogía de nuevo cuño mal digerida--- que el gusto no debe corromperse con un exceso de trabajo y que el placer se aviene mal con la exigencia de un entrenamiento continuo y sin concesiones. Craso error. El interés está ahí precisamente para mantener firme el ánimo cuando el esfuerzo de un trabajo duro, cuyos frutos son tardíos, no se ve recompensado a las primeras de cambio. Y esto vale no sólo para la música, sino para cualquier actividad cuya dificultad intrínseca exija mucho tiempo de dedicación.

Esta es la realidad, dura para algunos, pero realidad al cabo, y que, por tanto, es inalterable, aunque disguste a la mayoría: la música es difícil. Nadie lo va a decir, no vende, no es políticamente correcto. La música no es "Operación Triunfo". Es un trabajo de años, un trabajo artesanal, delicado y minucioso, que conlleva grandes dosis de paciencia y disciplina diaria, especialmente en el caso de la practica de instrumentos solistas (guitarra, piano, etc.), pero cuyos resultados son extraordinarios, maravillosos, si se siguen los pasos adecuados y hay buenos profesores que alivien la tarea. Por cierto ---no lo dije---, es uno mismo el que aprende; el profesor se limita a facilitar, a veces enormemente, el aprendizaje, pero no dispone de la varita mágica de producción de músicos en cadena.

Dicho todo esto, debería quedar clara cuál es la respuesta a la pregunta con que se iniciaba la reflexión. Si quieres ser un músico, si quieres que tu hijo lo sea, adelante, pero no te dejes llevar por veleidades inconsistentes. No malgastes el dinero de todos, ni eches a perder el amor que el músico que enseña y el que aprende deben guardar como oro en paño. El valor del premio es, sin duda, impagable, pero la cuesta es empinada, muy empinada a veces, acorde con lo incalculable de la ganancia. Que nadie se ponga luego a criticar a quien no debe o a soltar eso de que las uvas no estaban maduras. Quizá lo que no estaba suficientemente madura era esa supuesta pasión por la música, que acaso solo fuese más pretendida que verdadera, como casi todas las "pasiones" que pululan por la escena del presente.

[ Algunos matices más pueden consultarse en este otro artículo ]

3 comentarios:

  1. De nuevo, hay que ver qué razón tiene Vd. Yo no dejo de sorprenderme día a día cuando veo que compañeros míos del conservatorio se limitan a estudiar 20 minutos al día (que luego son 20 minutos «tocando» y no estudiando, pero en fin) porque dicen que con eso es suficiente. Para mí, menos de dos horas diarias no es suficiente. Claro que, por lo menos, quedan las notas, que son reflejo de esa diferencia de horas de estudio.

    Vaya futuro nos espera.

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  2. Hola tengo un problema con mis padres no me dejan estudiar musica soy de peru y aqui en peru la gente ven a la musica como algo secundario creen que es para solo llenar un local y bailar o tomar bebidas alcoholicas yo creo que la musica no es eso la musica es un sentimiento el idioma del alma y siento algo por la musica quiero estudiarla pero no me dejan mis padres y creo que me e aburrido de ver las cosas que hace la gente la misma historia todos se dedican a estudiar algo que tenga que ver con matematicas ciencias politicas etc y pz es la mayoria pero me gustaria algo que la gente comun no ve que es la musica pz la musica para mi es algo que esta dentro de mi y no puedo sacarlo soy de peru y me gustaria que me den algunos consejos dejo mi correo : lard_2007_9@hotmail.com grax por escucharme

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  3. Me rei bastante con el articulo aqui espuesto,..ojo no me burlo al contrario, estas aclaraciones y la forma abierta de expresar lo que realmente requiere el estudio de la musica es la realidad pura. Admito que me ifentifico con mucho de lo aqui escrito, estudiar musica requiere esfuerzo y dedicacion pero mas que todo eso...lo mas importante y que pocos lo tienen... es el amor, la pasion por la música. Es enamorarse de algo, y bueno visto de esta forma requiere como ustedes lo dicen:disciplina!! mucha disciplina...

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