lunes, 16 de marzo de 2009

HAL y las marcas (Introducción)

Como ya comentamos hace unos días, hubo un tiempo en que el escritor no se encargaba más que de escribir el texto y entregar su borrador a los expertos tipógrafos y diseñadores, que le otorgaban esa forma acabada y bella que luego el lector disfrutaría en su amado libro. Cuando surgían dudas sobre algunos aspectos del texto, un ayudante del diseñador se ponía en contacto con el escritor para determinar cosas como si tal frase era un título de sección, si tal palabra era un vocablo especial o si cierta lista debía o no ordenarse numéricamente. Se producía así un intercambio de pruebas que, con el tiempo, corregidas erratas y suprimidas todas las ambigüedades, conducía al borrador final. El ayudante del diseñador prepararía ese borrador, que contendría marcas especiales, las cuales indicarían básicamente la estructura del texto ("he aquí un capítulo", "esto es una palabra importante", "aquí empieza una sección", etc.), signos convencionales establecidos por el equipo de diseño. El propio escritor o su ayudante ---si es que tenía alguno--- podría incluso tener noticia de esas marcas y escribirlas él mismo, agilizando de este modo la producción del libro.

Aunque esta descripción es una versión idealizada de la seguramente compleja y variopinta realidad histórica, podemos considerarla como una aproximación suficiente a lo que, idealiter, debería ser el proceso de edición de un libro, donde cada parte implicada realiza su tarea con la pericia que emana del dominio de su oficio sin inmiscuirse en el trabajo de los demás.

Nuestra propuesta ha sido y sigue siendo retornar en la medida de lo posible a esa Edad de Oro de la escritura. El primer paso lo dimos ya, al presentar un puro editor de consola como medio para facilitar la ingrata tarea de mecanografiar el texto. El segundo paso es, indudablemente, conocer quiénes son los expertos en la producción final del documento y qué convenciones hemos de seguir para comunicarnos con ellos. Salvo que el escritor disponga de medios de financiación inusitados, tendrá que adoptar el papel que antes adscribimos al ayudante del diseñador, es decir, tendrá que incluir él mismo las marcas que los expertos prescriben para llevar a buen término su tarea. Marcas, en principio ---adviértase---, únicamente estructurales, que nadie mejor que el autor será capaz de explicitar, pues atañen a la estructura lógica de su propio escrito.

La ventaja de los nuevos tiempos es que no tenemos que perder horas al teléfono o escribir decenas de cartas para hablar con los siempre ocupados tipógrafos y diseñadores. Ambos son ya miembros de la abigarrada tropa de ayudantes de HAL. Y los hay para todos los gustos y para todos los fines. Por ejemplo, para que nuestro escrito quede fiel y bellamente representado en un fichero listo para imprimir, puedo ponerme en contacto con un experto en la creación de ficheros PDF como pdflatex; si mi propósito es, más bien, obtener un documento para su trasmisión por la Web, puedo elegir que sea el navegador mismo el que se encargue de la tarea de mostrarlo como debe o, si soy más exigente, acudir a otros expertos que conviertan el mismo fichero en PDF o en HTML, según nuestra conveniencia del momento.

Cada uno de estos ayudantes de HAL entiende sus propias convenciones y presupone sus propias formas de marcar el texto. Conocer a todos los expertos y las numerosas posibilidades de incluir las marcas que cada cual estipula es una tarea demasiado ambiciosa y terriblemente vasta. Pero sí es extraordinariamente interesante pasar unos días en los gabinetes y talleres de alguno de ellos y hacerse una idea de lo que ahí se cuece. Siempre habrá tiempo para ir aprendiendo lo que necesitamos, una vez que el terreno es conocido y no hay nada temible a la vista.

Lo lógico es empezar con un texto cualquiera y ver cómo podemos marcarlo para que el experto de turno ponga en marcha sus sofisticadas herramientas. Naturalmente, el texto de ejemplo será muy sencillo, pero suficiente para nuestro objetivo actual de iniciación al asunto. Se trata de un fragmento de este mismo blog (varios párrafos a partir del tercero del artículo anterior al que hemos añadido dos frases que harán las veces de título de sendas secciones). Helo aquí:

Navegación gráfica
Si hubiésemos estado visitando la página con un buen navegador gráfico que disponga de la opción de guardar las páginas web como texto, tendríamos que realizar al menos dos acciones, ambas independientes:
Ir al menú "Archivo" del navegador y guardar como texto la página web. (Lo que además implica seleccionar un nombre de fichero y un directorio).
Crear en Vim una nueva ventana para editar en ella el documento que acabamos de guardar, mediante la orden :new ruta_fichero.
Navegación desde consola
Si navegamos con w3m, y gracias a la interacción entre las aplicaciones de consola, bastaría ejecutar una única acción desde el propio Vim, que, además, podríamos abreviar para reproducirla en situaciones semejantes. Veamos cómo.
Con w3m el proceso de convertir una página web en texto es absolutamente elemental: añadir la opción -dump. Por ejemplo:
w3m -dump http://www.w3.org/TR/html401/struct/lists.html
nos devuelve la página dada como argumento, tal cual se presenta en el navegador, pero como puro texto.

Éste es el texto tal cual lo escribimos en nuestro editor.

Procedamos ahora a añadirle marcas informales (en rojo) ---todavía desconocemos cuáles son las marcas convenidas por cada experto en concreto. Introducimos saltos de línea allí donde va a haber separación de párrafos, pero no son en todos los casos ni necesarios ni suficientes. Se ponen ahora sólo en aras de la legibilidad de nuestras marcas:

INICIO TÍTULO SECCIÓN
Navegación gráfica
FIN TÍTULO SECCIÓN

INICIO SECCIÓN
INICIO PÁRRAFO
Si hubiésemos estado visitando la página con un buen navegador gráfico que disponga de la opción de guardar las páginas web como texto, tendríamos que realizar al menos dos acciones, ambas independientes:
FIN PÁRRAFO

INICIO LISTA NUMERADA
INICIO ELEMENTO LISTA
Ir al menú "Archivo" del navegador y guardar como texto la página web. (Lo que además implica seleccionar un nombre de fichero y un directorio).
FIN ELEMENTO LISTA

INICIO ELEMENTO LISTA
Crear en INICIO NOMBRE PROGRAMAVimFIN NOMBRE PROGRAMA una nueva ventana para editar en ella el documento que acabamos de guardar, mediante la orden INICIO ORDEN:new ruta_ficheroFIN ORDEN.
FIN ELEMENTO LISTA
FIN LISTA NUMERADA
FIN SECCIÓN

INICIO TÍTULO SECCIÓN
Navegación desde consola
FIN TÍTULO SECCIÓN

INICIO SECCIÓN
INICIO PÁRRAFO
Si navegamos con INICIO NOMBRE PROGRAMAw3mFIN NOMBRE PROGRAMA, y gracias a la interacción entre las aplicaciones de consola, bastaría ejecutar una única acción desde el propio INICIO NOMBRE PROGRAMAVimFIN NOMBRE PROGRAMA, que, además, podríamos abreviar para reproducirla en situaciones semejantes. Veamos cómo.
FIN PÁRRAFO

INICIO PÁRRAFO
Con INICIO NOMBRE PROGRAMAw3mFIN NOMBRE PROGRAMA el proceso de convertir una página web en texto es absolutamente elemental: añadir la opción INICIO OPCIÓN-dumpFIN OPCIÓN. Por ejemplo:
FIN PÁRRAFO

INICIO PÁRRAFO
INICIO ORDENw3m -dump http://www.w3.org/TR/html401/struct/lists.htmlFIN ORDEN
FIN PÁRRAFO

INICIO PÁRRAFO
nos devuelve la página dada como argumento, tal cual se presenta en el navegador, pero como puro texto.
FIN PÁRRAFO
FIN SECCIÓN

En el texto marcado observamos marcas de dos clases:

  • Marcas que delimitan elementos estructurales comunes a todo texto posible: sección, párrafo, lista numerada y elemento de lista.

  • Marcas que delimitan elementos estructurales característicos de nuestro documento: nombre de programa, orden y opción.


Se habrá notado que los elementos marcados se delimitan con marcas que definen dónde empieza y termina dicho elemento. Ésta es la forma más exhaustiva e infalible de definir exactamente el ámbito al que se aplica la marca y es un buen punto de partida antes de aventurarse en las convenciones que cada experto establezca para ellas.

¡Temblad, ayudantes de HAL, que allá vamos!


Resumen

  • En la producción de un documento se pueden distinguir varios momentos, lógicamente interdependientes: la escritura y mecanografiado del texto; la definición de la estructura lógica; el diseño; la definición y generación de los elementos físicos que dan cuerpo al diseño elaborado en la fase precedente (tipografía).

  • En una buena división de tareas, cada fase lógica del proceso de producción del documento se adscribe a un determinado experto.

  • En la producción de un documento mediante un ordenador personal que quiere atenerse al ideal de la división de tareas, al autor le correspondería la escritura del texto y la definición explícita de su estructura.

  • Para explicitar la estructura de un texto se usan marcas que rodean los elementos estructurales que el texto contiene.

  • Todo elemento estructural tiene un principio y un fin. El principio y el fin se marcan con marcas de inicio y término del elemento en cuestión.

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